Existe una montaña hacia el norte de la Sierra Mazateca, llamada Ciciltépetl. Los mazatecos la conocen como la Montaña del trueno, que en Mazateco se llama “Ind’u Nchikjo”. De allá vienen los truenos, las tormentas, el frío y la niebla. Es una montaña considerada temible, que conecta con fuerzas abismales y destructoras, la montaña del trueno es un lugar de gran poder. Anuncia la entrada de las tormentas y cambios de estación. Es portadora de las energías del norte. Del norte llegan los aires malignos y enfermedades. Se dice que en esta montaña se estrelló un avión español, que se llamaba “El cuatro viento”.
10 de junio de 1933 los aviadores Mariano Barberán y Joaquín Collar, ambos españoles, cruzaron el Océano Atlántico a bordo del “Cuatro Vientos”. Saliendo del aeródromo de Tablada, en Sevilla, el destino del vuelo era la ciudad de La Habana, pero por escasez de combustible tuvieron que aterrizar en la ciudad cubana de Camagüey, el día 11 a las 15,37 horas, tras 40 horas de vuelo, tiempo con el que imponían un nuevo récord de distancia en vuelo sobre mar: 8,095 km. La etapa final de su aventura comprendía las ciudades de La Habana y México.
El recibimiento en Cuba fue apoteósico. El vuelo constituyó un acontecimiento social de primera magnitud y los aviadores fueron agasajados en los círculos políticos, sociales y mercantiles de Cuba. En los días que pasaron allí Madariaga tuvo que hacer frente a una complicada incidencia: reparar una grieta aparecida en el gran depósito central.
El 20 de junio de 1933 los pilotos Mariano Barberán y Joaquín Collar concretarían la última fase del vuelo Sevilla-Cuba-México. Ese día el gobierno mexicano, entonces comandado por el presidente Abelardo L. Rodríguez, había sido notificado sobre la llegada de la aeronave española al aeródromo de Balbuena, procedente de La Habana, Cuba.
La travesía hacia México comprendía un vuelo de 1.920 km que estaba previsto se realizase en unas 12 horas. El 20 de junio despegaron de La Habana a las 08:45 h hacia Ciudad de México y fueron vistos sobre Ozita a las 09:10 h, Ticul 10:10 h, Sabancu a las 10:45, y Carmen a las 11:35, cerca de la ciudad de Villahermosa en Tabasco a partir de esta posición desaparecieron.
Al día siguiente –miércoles 21 de junio de 1933– los periódicos de circulación nacional informaban los detalles de la “exhaustiva operación de búsqueda” que había ordenado el presidente de la República, Abelardo L. Rodríguez, y que estaba a cargo de la Aviación Militar de México.
El gobierno español designó al político Ramón Franco para buscar al Cuatro Vientos en territorio mexicano, pero los esfuerzos fueron inútiles. Pasados los días, los recursos se agotaron y, aparentemente, ya no había nada qué hacer.
Fue así como los gobiernos mexicano y español dieron por concluida la búsqueda el 28 de junio de 1933 y declararon oficialmente la desaparición del avión y de los pilotos. En lo que hoy se puede considerar un acuerdo pactado, la versión que se difundió como “verdad absoluta” fue que el Cuatro Vientos cayó al mar al desviarse de su rumbo por el mal tiempo. Para sostener la afirmación sólo se dio a conocer un indicio poco sólido: una cámara de neumático hallada en la costa de Barra de Chiltepec, en Tabasco, y que habría servido de salvavidas.
Fue hasta 1941 cuando una carta dirigida a la revista mexicana Hoy –antecesora de Impacto– develó otra verdad. El texto fue enviado desde la zona mazateca de Oaxaca, específicamente de Santa María Chilchotla, por don Julián Díaz Ordaz, luego de que una mujer denunciara ante él la caída del Cuatro Vientos en ese lugar y el asesinato de los pilotos españoles el 20 de junio de 1933, día de la tragedia.
El escrito fue dirigido a Regino Hernández Llego, director gerente de la revista Hoy, y en ella se le informaba sobre el paradero del avión. Ello originó que la revista organizara una expedición a la zona mazateca para verificar el anuncio, por lo que envió a los periodistas Edmundo Valdés, Enrique Díaz y Humberto Olguín, en agosto de ese año.
De octubre a diciembre de 1941 la revista Hoy realizó varias publicaciones sobre los relatos del final de Barberán y Collar, resultado de la expedición de sus periodistas, pero los artículos fueron censurados por el gobierno mexicano para evitar el descrédito nacional.
A pesar de las conclusiones del periodista Edmundo Valdés, nunca aportó fotografías ni prueba material para inculpar a Bonifacio Carrera como responsable de la muerte de los pilotos españoles.
No obstante, la versión sobre el asesinato de los pilotos españoles, luego de que presuntamente el Cuatro Vientos cayera cerca de un cerro de la mazateca oaxaqueña, entre los límites con los estado de Puebla y Veracruz, tomó tal dimensión que rápidamente hizo a un lado la versión oficial y decenas de personas se interesaran por buscar pistas para hilar dicha hipótesis.
En 1947 se realizó otra expedición que no arrojó ningún dato relevante a la investigación previa; el periodista Jacobo Zabludowsky efectuó una búsqueda en 1973 sin resultados.
Hasta el 20 de octubre de 1982, el periodista mexicanos Jesús Salcedo, reportero de canal 13, inició sus investigaciones y viajó a la zona mazateca de Oaxaca acompañado de un escuadrón de soldados al mando del general brigadier Carlos Ramírez. Una de sus mayores aportaciones fue haber encontrado a Bonifacio Carrera, a quien entrevistó y cuestionó sobre qué había sucedido con el avión Cuatro Vientos.
Sin embargo, el inculpado no respondió con claridad a las preguntas de Salcedo, pues no dominaba el español, sólo su lengua materna: el mazateco. El reportero de canal 13 no desistió en su investigación, incluso es reconocido por haber empleado muchos años y recursos para hallar un indicio que lo condujera hacia los restos de la aeronave.
En 1995, Salcedo creyó haber encontrado los restos del avión durante otra expedición por la mazateca al observar unas piedras con metal fundido, pero expertos del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial de España dictaminaron que “los presuntos restos del Cuatro Vientos no son asimilables, por su apariencia, a ningún tipo de pieza procedente de una aeronave… Existe una gran probabilidad de que los restos sean de origen volcánico por lo que es imposible dar credibilidad al supuesto descubrimiento”, manifestaron en el peritaje.
El último intento por encontrar indicios del avión español se realizó en marzo de 2003 en el Golfo de México y estuvo a cargo del buque Onjuku de la Armada de México. La expedición se documentó en el libro “El vuelo del Cuatro Vientos. Epopeya y tragedia de Barberán y Collar”, escrito por Alfonso Domingo y Jorge Fernández-Coppel, este último responsable de la búsqueda. Como en las anteriores, la expedición fue infructífera.
Fuentes:
http://elcuatrovientos.blogspot.mx/
http://historiasindelebles.wordpress.com/2011/06/01/chilchotla-esconde-un-secreto-el-final-del-cuatro-vientos/
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